Artículo publicado en la revista El Granito de Arena especial de mayo-junio de 2021.
Una historia colmada de bendiciones
Cien años ya desde aquel 3 de mayo de 1921 en que, a la sombra de la Cruz, Nazaret inicia su andadura. Desde entonces hasta hoy ¡cuántos dones recibidos! Cada vez que cumplimos años no es que volvamos a nacer propiamente hablando, pero sí es una fecha en la que todo conspira para que tomemos conciencia con gratitud y con alegría, de la vida y de la gracia que se nos ha dado… y 100 es un número redondo, casi mágico. Cien años supone una historia colmada. La entrega de tantas hermanas, nombres de personas, de lugares, y de tantas circunstancias que forman parte de la trayectoria que ha ido escribiendo Dios en medio de nuestra historia humana.
Hoy de mi corazón brota la alabanza y la acción de gracias a Jesús Eucaristía, su Persona viva es el Pan que el Padre nos da. Comer este Pan que sacia todas las hambres significa adherirnos a Jesús, entrar en comunión de vida con Él, compartiendo su destino, hacernos discípulos suyos, vivir con Él y seguirle. Y comulgar a Jesús significa comulgar también a los hermanos. Él, que acompaña nuestra vida y nuestra historia, nos pide salir al encuentro de los hermanos y hermanas que pone a nuestro lado, y a repetir con ellos su mismo amor y entrega: Eucaristía y Caridad se abrazan como las dos caras de una única medalla, dos caras tan inseparables como inconfundibles y verdaderas. Amar a Dios y los que Dios ama. Amar al hombre reconociendo en él a quien Dios amó entregándose del todo.
«Nacidas para eucaristizar» es el lema de este Centenario que estamos celebrando. Que san Manuel nos enseñe a hacer vida propia el amor de Dios que se hace fraterna caridad, asombro ante el Corazón de Dios y abrazo a los hermanos. Que él nos ayude a seguir adelante con alegría y mirar con esperanza al futuro, construyendo la historia junto a Jesús Eucaristía.